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martes, 16 de agosto de 2011

SE UNA ANTORCHA, QUE NUNCA SE APAGUE

SE UNA ANTORCHA, QUE NUNCA SE APAGUE


El himno 91 del himnario adventista reza así en sus dos primeras estrofas:


Al contemplar la excelsa cruz
do el Rey de gloria sucumbió,
tesoros mil que ven la luz
con gran desdén contemplo yo.

No me permitas, Dios, gloriar,
más que en la muerte del Señor;
lo que más pueda ambicionar
lo doy gozoso por su amor

Muchas veces perdemos de vista que todo lo que tenemos y somos, no se debe a talento o fuerza inherente en nosotros. Olvidamos, que somo criaturas, que no existimos por nosotros mismos sino que nos fue otorgada la vida como un regalo de parte del Padre. Y en nuestras alocada forma de existir, muy pocas veces nos detenemos a reflexionar acerca de estos asuntos. Pasamos por el mundo sin hacer nada destacable, y en nuestro enorme ego, creemos ser merecedores de la Vida Eterna.

Busto de William Tyndale
(1495-1536)
En la tarde, estuve leyendo acerca de los horribles crímenes que la iglesia Católica Romana, cometió en contra de aquellos que sin ningún anhelo egoísta, solo buscaron llevar la palabra de Elohim a todos los seres humanos. Un nombre me viene a la mente, William Tyndale, perseguido y finalmente quemado en la hoguera por la sola razón de querer traducir la Biblia al idioma del pueblo (Inglés). Me pregunto ¿Que pecado puede haber en contar en la lengua madre de cada pueblo la historia de aquel que nos amó hasta lo sumo?


John Hus (o Jan Huss) fue otro gigante del evangelio, su propósito era hacer que la Iglesia Católica fuera pobre, humilde y que dejará de vender indulgencias, protesto contra la mala vida de los clérigos e instaba a las personas a vivir piadosamente. Huss, tuvo la valentía de identificar al Papa (Obispo de Roma) con el Anticristo, debido a la vida que llevaba. Antes de morir quemado en la hoguera dijo estas palabras:


"Vas a asar un ganso, pero dentro de un siglo te encontrarás 
con un cisne que no podrás asar"


Muchos creen que estas palabras tuvieron su cumplimiento en la persona de Martín Lutero.

Estas dos vidas, que hemos mencionado de forma muy breve, son para nosotros luces en el oscuro pasado de la Edad Media. Ciertamente fueron estos siervos del Elohim Altísimo, antorchas en medio de la oscuridad. ¿Que fue lo que los inspiro? ¿Que los hizo avanzar hasta el martirio con la frente en alta?... Nuevamente las estrofas del himno vuelven a resonar en mi mente: "Al contemplar la excelsa cruz..."


Martirio de Jan Hus

"La revelación del amor de Yahweh al hombre tiene su centro en la cruz.  No hay lengua capaz de expresar todo su significado, ni pluma que pueda describirla, ni inteligencia humana apta para comprenderla.  Al contemplar la cruz del Calvario, sólo podemos decir: "Porque de tal manera amó el Padre al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (S.  Juan 3:16.) Yahshua crucificado por nuestros pecados, Yahshua resucitado de los muertos, Yahshua que ascendió al cielo, tal es la ciencia de la salvación que debemos aprender y enseñar" (El Ministerio de Curación, Pág. 331)


Esa es la ciencia de las ciencias. El conocimiento que hizo de estos hombres verdaderos guerreros. Hoy, nosotros también tenemos esta posibilidad, no solo leyendo las Escrituras, sino repasando la vida de estos hombres y pudiendo así seguir el consejo de Pablo:


"Sed imitadores de mí, así como yo del Mesías" (1 Corintios 11.1)



A veces tenemos perplejos caminos que recorrer, piedras, obstáculos y luchas nos aguardan delante. Pero no olvidemos que más allá de todo el largo camino, está esta hermosa promesa:


"No tengas ningún temor de lo que vas a padecer.  El diablo ha de enviar a algunos de vosotros a la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación de diez días.  Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2.10)



Solo entonces, solo cuando hayamos fijado los ojos en Yahshua, y hayamos vencido, podremos entonar el alegre canto:


"Y a todos los que estaban en el cielo, en la tierra, en el mar y debajo de la tierra, y a todas las cosas que hay en ellos, les oí cantar: "Al que está sentado en el trono y al Cordero, sean la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos"" (Apocalipsis 5.13)


Amen!

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