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viernes, 16 de diciembre de 2011

NO ESTAMOS SOLOS

Enfrentando la aflicción


Yahshúa una vez, dijo estas palabras: “En el mundo tendréis aflicción…”; y lamentablemente muchas veces esas palabras se hicieron parte de nuestra vida, e incluso, son parte de nuestra vida. La aflicción se ha hecho parte de nuestro andar por este mundo. Sin embargo aquella frase lejos de ser una muletilla pesimista, su completa lectura nos da regocijo. Yahshúa concluyó su afirmación de la siguiente manera: “…Pero confiad, Yo he vencido al mundo”.

“¡Qué pensamiento consolador es saber que Yahshúa se compadece de nuestras debilidades!  Fue tentado en todo así como nosotros somos tentados, y ha provisto exactamente la clase de ayuda que necesitamos, de tal manera que si tan sólo ponemos nuestros pies en las huellas de sus pisadas, estaremos seguros.  Santificó el sendero que recorrieron sus pies.  Escuchemos su voz que nos invita: "Sígueme.  Soy la luz del mundo.  Los que me siguen no caminarán en tinieblas.  En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo". (Véase Mat 4: 19; Juan 8: 12; 16: 33.)”

“El Mesías venció al mundo en una experiencia real, y cuán grande es su amor para con nosotros cuando nos invita a ir a El con todas nuestras aflicciones, angustias, dolores de corazón y perplejidades, con la seguridad de que nos ayudará.  Dará salud y brillo a nuestras vidas.  Si ponemos nuestra mano en la suya, colocará nuestros pies sobre la roca firme, sobre un fundamento mejor que el que hayamos tenido alguna vez.  Nos hará más fuertes en su fortaleza y obrará con todos nuestros esfuerzos.”

Esta no es la trillada propuesta de ir y milagrosamente ser sanados, no. Pues Yahshúa mismo dijo que tendríamos que soportar la aflicción en este mundo. Él nos dice que en nuestro andar por esta tierra, tendremos que pasar por oscuras sendas de desaliento, dolor y enfermedad. Sin embargo tenemos la seguridad de su victoria, y por consiguiente de su compañía. Y si tenemos la compañía de Elohim, entonces tenemos su paz.

“Cuando recibimos al Mesías como huésped permanente en el alma, la paz de Elohim que sobrepuja a todo entendimiento guardará nuestro espíritu y nuestro corazón por medio de Yahshúa el Mesías.  La vida terrenal Yahshúa, aunque transcurrió en medio de conflictos, era una vida de paz.  Aun cuando lo acosaban constantemente enemigos airados, dijo: "El que me envió, conmigo está; no me ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada".  Ninguna tempestad de la ira humana o satánica podía perturbar la calma de esta comunión perfecta con Elohim.  Y él nos dice: "La paz os dejo, mi paz os doy".”

Querido amigo y amiga. No lo olvide: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (S. Juan 15:5), vaya al Mesías, a Yahshúa. El le dará su paz y sanará su alma. Y si tiene que enfrentar enfermedad, dolor o muerte. Hágalo confiadamente, pues el Mesías esta a su lado, y él ha vencido ya.

“Algunos parecen creer que deben estar a prueba y que deben demostrar a Yahshúa que se han reformado, antes de poder contar con su bendición. Mas ellos pueden pedir la bendición de Elohim ahora mismo. Deben tener su gracia, el Espíritu del Mesías, para que los ayude en sus flaquezas; de otra manera no pueden resistir al mal. Yahshúa se complace en que vayamos a él como somos, pecaminosos, impotentes, necesitados. Podemos ir con toda nuestra debilidad, insensatez y maldad y caer arrepentidos a sus pies”

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